Desde hace meses nuestras vidas han dado un giro de 180 grados. Hemos visto nuestras actividades diarias, nuestra vida social y laboral y nuestras relaciones familiares puestas patas arriba.
Pasamos más tiempo en casa que nunca y quizás no nos hayamos dado cuenta de algunas cosas interesantes que han ocurrido en estos meses.
Porque algo que hemos, sin duda, aprendido en estos meses es que somos fuertes, resilientes y capaces de aplicar lo aprendido en beneficio de todos: nosotros y el planeta. Y por eso, desde una parte a otra del planeta el término “ciudad verde e inteligente” ha ganado peso.
Los meses de cuarentena nos apartaron de las calles y carreteras dejando vía libre a fauna y flora. Vecinos de Barcelona vieron asombrados cómo los jabalíes paseaban por la ciudad; y desde la Costa del Sol hasta las costas británicas se vieron delfines. E incluso pumas paseaban por las calles de Chile. ¡Todo un espectáculo de la naturaleza!
Con nuestro obligado encierro el agua y el aire del planeta estaban más limpios. De hecho, un 30% más limpio. Y hemos aprendido a ver la naturaleza con otros ojos, a entenderla mejor y a comprender que somos parte de ella. Por eso, no podemos permitirnos volver al estado pre-covid.
Usemos la pandemia para algo positivo
Así, muchas ciudades del mundo han “aprovechado” que estábamos encerrados en casa para llevar a cabo planes y actuaciones para la transición de las ciudades actuales a una más sostenibles, verdes y saludables. Una, en particular, en la que muchas urbes han coincidido es en la mejora y ampliación de los carriles bici ¿por qué será?
Ciudades como París, Barcelona, Bruselas, Berlín o Londres no solo han mejorado la red existente si no que han creado nuevas infraestructuras ciclistas. De hecho, de los 1 200 kilómetros anunciados en Europa ya se han desarrollado más de 500. Toda una declaración de intenciones: la micro movilidad sostenible es el presente.
Y tú, ¿de qué eres?
¿Sabías que la mitad de los trayectos diarios en centros urbanos son de menos de 5 kilómetros? Por eso, el uso de medios de transporte no contaminantes, como las bicicletas o los patinetes eléctricos, más allá de ser una moda gana adeptos día tras día. Por comodidad, rapidez, por salud y, sí, también por el medio ambiente. En países como Estados Unidos, Alemania, Italia, Francia o Japón y China cerca del 70% de la población afirma preferir transporte alternativos en la nueva normalidad. Desde luego el cambio de hábitos en cuanto a movilidad de la última milla es una realidad.
Máxima seguridad
Seas de bici o de patinete, o vayas a iniciarte en este maravilloso mundo de la micromovilidad sostenible debes tener en cuenta algunas recomendaciones. No en todos los países es obligatorio el uso de casco cuando nos desplazamos utilizando medios de transporte no contaminantes.
Sin embargo, por tu propia seguridad es muy recomendable utilizar un casco que esté homologado y tenga certificado de seguridad. Si el casco que uses tiene la aprobación CPSC, ANSI o ASTM puedes estar seguro de tener un casco seguro.
Comodidad ante todo
Otro aspecto importante es la comodidad. Parece obvio pero para que un casco sea seguro debe acoplarse a tu cabeza y resultarte cómodo. Debes adquirir uno que sea de tu talla, y ajustarlo para que no se mueva (ni bloqueando tu visión ni dejando expuesta tu cabeza en caso de colisión).
Si, además, cuenta con sistemas de difusión del impacto mejor que mejor. ¿Qué es esto? Bien algunos cascos, como Closca Helmet y Closca Helmet Loop, tienen lo que se denomina micro-movimientos que, en caso de impacto, reparten la fuerza por toda la superficie minimizando el impacto en un único punto.
Tenemos la increíble oportunidad de haber visto cómo sería el mundo si cambiamos nuestros hábitos y de comprobar que el cambio sería para mejor. No solo para el planeta, si no para nosotros.
¿Te unes al reto #CitiesWithSoul y hacemos de nuestras ciudades lugares mejores?
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